martes, 28 de febrero de 2012

Descripcion subjetiva y objetiva.

Descripción subjetiva de mi madre
Mi madre es una persona muy simpática, aunque un poco desconfiada, tal vez porque ha tenido una vida difícil, pero a pesar de eso siempre lucha por lo que quiere, sin cambiar sus principios y valores. Los cuales se preocupa todo el tiempo porque sus hijos los aprendan. Gracias a ella he crecido sin pasar necesidades, siempre estuvo pendiente de que no me faltara nada. Sin lugar a duda, ¡es muy buena madre!

Descripción objetiva objetiva de mi perro
Mi perro esta siempre alegre, moviendo el rabo y saltando por todos lados haciendo travesuras. Es pequeño, y sus patas son cortas. Tiene el pelo amarillo y lacio con orejas largas y paradas. Su hocico es largo, con una nariz negra brillante.

Mi anécdota.

La cena que nunca voy a olvidar.
El 14 de febrero del año pasado, mi querido amigo Rafael me invitó a cenar, muy alegre acepté su invitación con la condición de que fuéramos a comer mariscos, que por cierto, es mi comida preferida. El chico muy entusiasmado, reservó una mesa para dos en un restaurante en el Viejo San Juan. Al llegar al lugar nos atendió un mesero muy amable y nos entregó el menú. Para empezar la noche mi amigo pidió un vino español llamado Albariño. Luego, indecisos sin ponernos de acuerdo en qué íbamos a comer, Rafael decidió pedir arroz Risotto con camarones y lo mejor de la noche una langosta; digo lo mejor de la noche, refiriéndome a la langosta, porque él la pidió viendo en el menú que costaba 37 dólares, pero no se fijó que era 37 dólares la libra. El mesero nos pidió que la eligiéramos y mi amigo escogió la más grande, que pesaba 4 libras. Ya todo listo nos bebimos el vino, el Risotto estaba delicioso y la langosta ni se diga. Después el mesero nos llevó la cuenta, y para mi sorpresa Rafael me dice, ¨lee la cuenta por favor que no traje espejuelos¨,  muy gentil le dije claro que si. Su cara no fue la mejor, al decirle que la cena había sido de casi 300 dólares. Recuerdo su cara de sorprendido, y sin anteojos leyó la cuenta y en ese momento fue donde se fijo que la langosta era por libras.
¡Esa noche nunca la voy a olvidar! porque me había fijado que el precio de la langosta era por libras. Pero no se lo dije porque creí que él lo sabía, y cuando se lo comuniqué ya era muy tarde. Claro no tuvo otra opción que pagarla, aunque hubo ese mal entendido la noche fue inolvidable para ambos. La pasamos muy bien compartiendo entre amigos y todavía hasta la fecha riéndonos de ese mal entendido.

lunes, 6 de febrero de 2012

Pecado de Omisión (reseña)

Pecado de Omisión
Pecado de omisión, cuento escrito por Ana María Matute. Narra la historia de un joven que fue huérfano desde los 13 años de edad, y quedó al cuido de su único tío llamado Emeterio Ruiz Heredia. Aunque Lope fue acogido por su tío, Emeterio no mostró mucha simpatía por él, mandándolo a pastorear con otro de sus empleados a Sagrado, donde solo bajaban de aquella loma cada 15 días. Así vivió Lope por cinco años, sin estudios y mucho menos sin vida social. Hasta un día, Emeterio lo mandó a llamar al pueblo, y es allí cuando Lope se encontró con un joven, muy bien vestido y faltando poco para ser abogado, quien había sido su ex compañero de clases antes de quedar huérfano. Al Lope verlo, se dio cuenta de todo lo que pudo haber tenido, y empezó a llenarse de rabia contra su tío y sin más ni menos, lo asesinó con una pedrada en la cabeza.
Este cuanto tiene mucha concordancia con el título, porque si buscamos el significado de pecado de omisión y reflexionamos sobre lo que la autora nos quiere comunicar, nos daremos cuenta cual fue el pecado que realmente se cometió. Es cierto que el asesinato de Lope es un pecado, pero el pecado de omisión que quiere enfocar la autora, es el que incurrió el tío de Lope contra él. Emeterio sabiendo la importancia de los estudios y lo que hubiera podido hacer por Lope, le negó la posibilidad de ser alguien en la vida, o a lo mejor de ser un excelente abogado, igual que su ex compañero de clases, antes de su madre morir. El pecado de omisión es más común de lo que pensamos, porque vivimos justificando nuestros errores y omitiendo responsabilidades, que no sabemos si algún día se nos cobrarán.